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Dichosa la estéril

(Sb 3,13-4,6)


Y llegamos al centro del exordio. A lo nuclear de la primera parte de nuestro libro. Cada vez estoy más convencido de que a nuestro autor le gusta ser un poco provocador. El modo como empieza este texto es tremendamente llamativo. Desde niño estamos acostumbrados a oír hablar de las bienaventuranzas. Es un modo de hablar en el que se dice que alguien es dichoso. Sabemos que el Señor lo usó muchas veces en su vida.


El libro de la Sabiduría sólo lo usa una vez, y es aquí en este texto. Una bienaventuranza doble que viene a decir dichosa la estéril … y el eunuco (Sb 3,13-14).


De verdad que no nos acabamos de hacer a la idea de lo llamativo que era esta expresión en la época. El texto tiene, a mi modo de ver, una estructura que no es habitual en el libro. Son cuatro partes, se van alternando las que se dedican a los justos y a los impíos. Las dos que hablan de los justos son fuertes, empezando por lo que acabo de comentarte.


Lee con atención, y déjate provocar por el autor.


13Dichosa la estéril intachable,

cuyo lecho no conoció la infidelidad:

obtendrá su fruto el día del juicio.

14Dichoso también el eunuco en cuyas manos no hay pecado,

ni tuvo malos pensamientos contra el Señor:

por su fidelidad recibirá un favor especial

y una herencia envidiable en el templo del Señor.

15Porque el fruto del buen trabajo es glorioso

y la raíz de la prudencia es imperecedera.

16En cambio, los hijos de los adúlteros no llegarán a la madurez,

y la prole nacida de unión ilegítima desaparecerá.

17Aunque vivan largos años, nadie los tendrá en cuenta,

y al final su vejez será deshonrosa.

18Si mueren pronto, no tendrán esperanza,

ni consuelo en el día del juicio,

19pues la raza de los malvados acaba mal.

4 1Más vale no tener hijos y ser virtuoso,

porque el recuerdo de la virtud es inmortal:

la reconocen Dios y los hombres.

2Cuando está presente, la imitan,

cuando está ausente, la añoran;

y en la eternidad triunfa y se ciñe la corona,

vencedora en la lucha por trofeos incorruptibles.

3En cambio, la numerosa prole de los impíos no prosperará:

nacida de retoños bastardos, no echará raíces profundas,

ni se consolidará sobre una base firme.

4Aunque por algún tiempo reverdezcan sus ramas,

al estar mal arraigada, será sacudida por el viento

y descuajada por la furia del huracán.

5Se troncharán sus brotes aún tiernos,

y sus frutos serán inservibles: verdes para comerlos,

para nada se aprovecharán.

6Pues los hijos nacidos de uniones ilegítimas

en el juicio testificarán la maldad de sus padres.


Una estéril no es dichosa. Se considera una maldición. ¿Te acuerdas de la historia de la concepción de Juan el Bautista? Sus padres ya eran ancianos e Isabel era estéril. El padre no creyó, en un principio, el anuncio del ángel, lo que le costó quedarse mudo durante nueve meses. Y cuando su madre concibió dijo: esto ha hecho el Señor en los días en que me miró para quitar mi vergüenza entre los hombres (Lc 1,25).


Es una desgracia ser estéril. Y mucho más ser un eunuco. Si es que ya te he dicho que le gusta ser provocador. Y la segunda parte que habla de los justos tampoco está mal (cfr. Sb 4,1-2). Es como un elogio en miniatura. Igual que todo el libro que estamos leyendo es un elogio de la Sabiduría. Esto es un encomio pequeñito de la carencia de hijos, así como suena. En nuestras traducciones a veces, creo yo, no se ve con suficiente claridad, pero está hablando de eso, de no tener hijos.


Lo mejor, dice, es la esterilidad (cfr. Sb 4,1). Y a ella le dedica unas cuantas alabanzas: es inmortal, apreciada, imitable, añorada. Y ya el colmo es decir que, en la vida eterna, a la esterilidad le van a poner una corona, la van a subir a un carro y va a desfilar para que todo el mundo pueda mostrarle su agradecimiento. La esterilidad va a ser tratada como un general que vuelve victorioso de una gran batalla. Suena como muy exagerado, pero es lo que dice el texto.


Recuerda donde estamos, en el exordio. Se trata de despertar en el lector el deseo de conocer la virtud de la que vamos a hablar, en este caso de la Sabiduría, que es mucho más que una virtud. Y estamos justo en el mismo centro del exordio. Un texto hiriente, llamativo, provocador. Se ríe de los que tienen muchos hijos, de los que viven muchos años. Lo mejor es morirse sin hijos, como la mujer estéril, como el eunuco.

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