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Domingo VII del Tº Odinario


DOMINGO VII DEL TIEMPO ORDINARIO, CICLO A: Mt 5, 38-48

                “Habéis oído que se dijo: ojo por ojo, diente por diente. Pero yo os digo: no oponeros al que os hace mal. Antes bien, si uno te da una bofetada en tu mejilla, ofrécele también la otra. Al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, déjale también el manto. Si uno te obliga a caminar un kilómetro., acompáñale dos. Da a quien te pide y al que te pida dinero prestado no se lo niegues.

                Vosotros habéis oído que se dijo: amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo. Pues yo os digo: amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen. Así seréis hijos de vuestro Padre celestial que hace salir el sol sobre malos y buenos y hace llover sobre justos e injustos.

                Si amáis sólo a los que os aman, ¡qué merito tenéis? También los pecadores hacen eso.

                Por tanto, “sed perfectos como vuestro Padre del cielo es perfecto”.

COMENTARIO.

El evangelista Marcos escribe para una comunidad de judíos que se han convertido al cristianismo y están en el exilio. Por lo tanto, es de entender que su interés principal es insistir en ser fiel a Jesús, el Cristo, y también ser fieles a la ley de moisés. Una conclusión es, que un verdadero judío es el cristiano, ya que en Cristo se encuentra el pleno cumplimiento de la Ley antigua.

Sin embargo, Jesús va más allá y pide al discípulo lo que en el evangelio llamamos “justicia superior”, porque nos lleva a una unión diferente al cumplimiento de preceptos externos. Jesús no introduce novedades externas a la Ley sino que la reconduce a su verdadera autenticidad recuperando la auténtica intención y llevándola a su plenitud.

Jesús nos ofrece entonces unas nuevas energías para vivir el amor auténtico. Él, siendo verdaderamente humano lo entiende desde nuestra humanidad, pero siendo verdaderamente divino, nos lleva al centro de la Ley que es el amor.

Al principio, Jesús se refiere la llamada “Ley del Talión” que equipara el castigo al daño producido. Ésta estaba basada en una venganza, pero Jesús abre una nueva etapa en la evolución del comportamiento. Él nos enseña que no hay que oponer resistencia y dar la otra mejilla, o el manto al que te pidió la túnica. En él se encarna la voluntad del Padre que tiene como objetivo el amor, la caridad; un amor que supera la justicia.

Lo más importante en esta escala del amor es el amor a los enemigos y la oración por los que nos persiguen. Este es el punto más novedoso del mensaje de Jesús.

Es preciso un nuevo comportamiento, una actitud radical de vida que nos distinga de los demás que cumplen normas y no viven de acuerdo a estas.

La cumbre del evangelio de hoy es el final: sed perfectos como vuestro Padre del cielo es perfecto. Jesús indica que l perfección del amor está en el perdón. Es el Padre quien de una manera totalmente inesperada ama y perdona a la humanidad entregando a sus hijos que lleva esta Ley hasta su máxima consecuencia: amar sin límites y perdonar sin límites.

Todo el evangelio tiene por sujeto a Jesús, y una invitación a que siendo sus discípulos lo imitemos.

Feliz domingo a todos.

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