La Fiesta de Santo Tomás de Aquino reúne a la comunidad universitaria en la Iglesia de La Merced de Murcia
Esta mañana, la Iglesia conventual de La Merced ha sido el escenario de la celebración de la Fiesta de Santo Tomás de Aquino, patrono de la comunidad universitaria. Este evento, profundamente arraigado en la tradición académica y religiosa de la Universidad de Murcia (UMU), ha congregado a autoridades, profesores, estudiantes y personal administrativo en un acto marcado por la solemnidad, la reflexión y la convivencia.
La Santa Misa ha sido presidida por D. Pedro García Casas, Delegado de Pastoral Universitaria de la Diócesis de Cartagena, quien estuvo acompañado por los hermanos franciscanos de La Merced. En la homilía, D. Pedro expresó su gratitud a los frailes «por mantener un espíritu de puertas abiertas y ofrecer siempre su colaboración para este tipo de encuentros». Entre los religiosos presentes, mencionó especialmente al Padre Fresneda, antiguo profesor durante 30 años en la UMU, junto con los padres Riquelme y Miguel Ángel Escribano, como «testimonio de la conexión entre la vida académica y espiritual».
La celebración litúrgica destacó por la participación activa de diferentes miembros de la comunidad universitaria. Profesores, investigadores, alumnos y representantes de la Pastoral Universitaria tuvieron a su cargo la proclamación de las lecturas y la organización de la Liturgia de la Palabra. El coro de la Pastoral Universitaria, con una interpretación musical que realzó la solemnidad del momento, acompañó toda la ceremonia. Además, el rector de la UMU, D. José Luján, asistió junto a su equipo rectoral, acompañado por decanos y otros representantes del mundo académico, subrayando el carácter institucional del evento.
Homenaje a los fallecidos y mensaje de esperanza
En un gesto especialmente emotivo, la comunidad universitaria dedicó esta Misa a la memoria de los miembros de la universidad fallecidos en el último año. Este homenaje simbolizó la unión de todos en oración por quienes dejaron su huella en el ámbito académico y en la vida de sus compañeros. García Casas enfatizó en su homilía «el valor de reflexionar sobre la trascendencia de la existencia y aprender del legado de aquellos que nos han precedido».
En su discurso, D. Pedro invitó a los presentes a considerar el paralelismo entre «el Campus de Espinardo, sede de varias facultades, y el camposanto de la misma zona, al que denominó el Campus Santo». Este último, según explicó, ofrece una perspectiva única que complementa el aprendizaje humano con una visión de eternidad. «Cuánto nos ayuda ver a amigos, compañeros y profesores que desde el silencio de la tumba nos están hablando de la grandeza de Dios y nos enseñan a mirar más alto», señaló. Este mensaje, lleno de profundidad, resonó entre los asistentes como una invitación a integrar la dimensión espiritual en la búsqueda del conocimiento.
Reflexiones sobre la sabiduría y el sentido de la vida
Durante la homilía, el Delegado de Pastoral Universitaria también abordó la importancia de «centrar la vida en valores trascendentes, tomando como eje la figura de Cristo». Inspirado en el cambio de paradigma que aportó Copérnico, «quien desplazó a la Tierra como el centro del universo», comparó esta transformación científica con «la necesidad de desplazar el yo del centro de la vida para orientar la existencia hacia los demás y hacia Dios». Este acto de descentrarse, según sus palabras, «es la clave para encontrar la verdadera paz interior y el sentido último de la vida».
Otro momento destacado de su intervención fue el relato de la conversión del filósofo y catedrático Manuel García Morente, quien tras años de agnosticismo vivió una experiencia espiritual transformadora que lo llevó a abrazar la fe católica. La historia de García Morente, según explicó D. Pedro, «es un ejemplo de cómo la búsqueda sincera de la verdad puede conducir al encuentro con Dios, incluso en los momentos de mayor sufrimiento y duda». Esta narrativa sirvió como inspiración para los presentes, especialmente para los estudiantes, a quienes animó a «abrirse a una sabiduría que no se limita al conocimiento académico, sino que abarca la dimensión espiritual y trascendental del ser humano».
Un año especial: el Jubileo de la Esperanza 2025
La celebración de este año estuvo enmarcada en el Año Jubilar 2025 de la Esperanza, lo que añadió un significado especial a la jornada. Este contexto reforzó el mensaje de fe y optimismo en medio de los desafíos actuales, invitando a la comunidad universitaria a renovar su compromiso con los valores cristianos y a encontrar en ellos una fuente de fortaleza y esperanza.
La misa concluyó con la participación del coro en un canto final que llenó la iglesia de un ambiente de alegría y recogimiento. Posteriormente, los asistentes compartieron un desayuno comunitario, un momento que permitió fortalecer los lazos entre los diferentes estamentos de la universidad y fomentar un clima de cercanía y camaradería.
Una cita anual de referencia
La Fiesta de Santo Tomás de Aquino se ha consolidado como una de las citas más importantes en el calendario de la Pastoral Universitaria de Murcia. Este evento no solo celebra la figura del patrono de la comunidad universitaria, sino que también ofrece un espacio para la reflexión, la oración y el encuentro. Cada año, cientos de personas se reúnen para compartir una experiencia que trasciende lo académico y refuerza los valores de fe, unidad y compromiso que sustentan a la Universidad de Murcia.
La jornada de hoy ha dejado, una vez más, un mensaje claro: el conocimiento y la espiritualidad no son caminos opuestos, sino que se complementan para formar una visión integral de la vida. Una lección que, en palabras de D. Pedro García, «nos invita a poner en el centro al Señor de la vida y a seguir adelante con la certeza de que no estamos solos en nuestro camino».
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