Dice la tradición que el apóstol Santiago entró en España por Cartagena y desde aquí comenzó su periplo evangelizador por nuestra patria. Tras volver a su tierra fue martirizado y enterrados sus restos en lo que hoy conocemos como Santiago de Compostela. Hacer “El camino de Santiago” es a día de hoy una actividad lúdica en auge, hasta el punto de que conseguir un alojamiento puede convertirse en una tarea complicada.
El pasado 25 de agosto, yo también desde Cartagena, partí en la “expedición” de la Pastoral Universitaria hacia Santiago para rehacer el camino del apóstol. Mis expectativas eran muchas y aún así se han visto ampliamente superadas por la experiencia. No ha sido un viaje más, ha sido “el camino” que siempre quise hacer y quiero dar desde aquí las gracias al equipo de la pastoral por este inmenso regalo. Ha sido un tiempo para retomar el sentido del servicio y del trabajo en común, y recordar que todos tenemos algo que aportar, que enseñar y por supuesto que aprender.
Un tiempo para salir de uno mismo y ofrecer lo mejor a los demás, y darnos cuenta de que sólo así se vive de verdad. Hemos tenido, a veces, que ladearnos para dejar pasar a los que piensan, equivocadamente, que al cielo se puede llegar corriendo. Todo camino tiene alguna piedra, pero siempre podemos hacer con ellas escalones por los que seguir subiendo. No sólo han sido días de largas caminatas, con amigos, algunos ya hermanos; en los que al tiempo que aparecían ampollas en los pies se iban sanando los corazones. Hemos convivido con un grupo maravilloso de jóvenes llenos de alegría, la alegría profunda y verdadera del que se sabe hijo de Dios y por lo tanto amado hasta el extremo.
Pero lo que yo más he agradecido ha sido la creación de un espacio de convivencia que creo que a todos nos ha hecho mucho bien. Os animo, por todo esto y mucho más, a participar de las actividades de la pastoral, que sigue trabajando sin descanso, porque servir es amar.
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