top of page

Y les proponía la palabra


Hace dieciocho años me reencontré con “Él”, con el Maestro, con el Jefe, con mi amigo,  con Jesús. Fue gracias a un Cursillo de Cristiandad, y en tres días recalculé el destino del  GPS de mi vida. Lo que mas me resonó, entre muchísimas cosas, fue la palabra  “LIBERTAD”, ¡qué paradoja! Toda mi vida creyendo que pertenecer a la Iglesia coartaba  mi libertad, y no me daba cuenta que buscaba la vida en la muerte, la muerte del alma,  en la esclavitud del mundo: modas, populismo, postureo, bien queda…, y no digamos  ahora con los perfiles de las redes sociales. 

Sin embargo, tras aquel encuentro con Cristo aprendí a priorizar: familia, amigos, trabajo y responsabilidades sociales; todo ello creciendo en la Fe y en mi relación con el Señor, la Iglesia, con algún sacerdote amigo (no pocos) y formando la Iglesia doméstica de mi hogar: mi familia con Jesús y María siempre en medio de todo.


Entender que Dios me hacía libre fue maravilloso, a partir de ese momento comencé a aprender a no juzgar, a respetar a cada persona, a no imponer mi criterio sobre los demás, lo cual no resulta fácil cuando diriges a personas, cuando de tus decisiones dependen muchas familias. Lo cual me obliga a ponerme en la piel del otro, a explicar mucho más las cosas para que desde el respeto se puedan mejorar situaciones, y también porque no, muchas veces aprendo más de lo que predico.


Hace unos días, en el evangelio de San Marcos me resonaba mucho cuando decía: “ Y LES PROPONIA LA PALABRA”. Si Él, todo un Dios “propone”, cómo yo voy a imponer. En mi vida se hace imprescindible mi relación con Él a través de su Evangelio, oración diaria y mucha formación. Si no, el proyecto que Dios tiene pensado para mí se frustraría, porque dependería siempre de la decisión de uno, aunque humanamente siempre busquemos a quien culpar cuando algo no sale como queremos, y cuántas veces me empeño en que mis caminos sean los que yo deseo… Pero, para eso esta El, para ayudarme a recalcular mis caminos, siempre desde la libertad.


Ciertamente muchos caminos existen dentro de la Iglesia que nos pueden ayudar a tener ese encuentro personal con el MAESTRO. Personalmente lo tuve en un Cursillo de Cristiandad, aunque existen muchas realidades eclesiales en las que según tu perfil puedes encontrar tu propio sitio.


Depende de la respuesta de cada uno, pero estoy seguro que si tus valores o forma de entender la vida, no coinciden con los de el mundo que estás viviendo, acercándote a Jesús, conociéndolo un poco más, y estando siempre acompañado de una comunidad – da igual el movimiento que sea, siempre que estés cómodo y te sientas en libertad-, vas a encontrar tu GPS, ese que recalculará tu vida, y te llevará por el camino de la felicidad, que no siempre será el que tu creías, pero poco a poco irás viendo que es el mejor camino para tu vida.


GLORIAL SEÑOR, Y POR LA VIDA SIEMPRE DE COLORES.

bottom of page