top of page

¿Cómo se encuentra la Sabiduría?

(Sb 6,12-21)

 

Estamos ya muy cerca del tema central del libro, conocer a la Sabiduría.


Seguimos hablando a los reyes, que estamos en el capítulo sexto. Y a ellos, es decir, a todos nosotros, el autor nos dedica un párrafo indicándonos cómo se puede conseguir algo tan valioso como la Sabiduría. La explicación no es compleja, y de por sí parece algo sencillo. Lee el texto con atención. Y ahora mismo te explico algo más.

 

Radiante e inmarcesible es la sabiduría,

 la ven con facilidad los que la aman

 y quienes la buscan la encuentran. 

13Se adelanta en manifestarse a los que la desean. 

14Quien madruga por ella no se cansa,

 pues la encuentra sentada a su puerta. 

15Meditar sobre ella es prudencia consumada

 y el que vela por ella pronto se ve libre de preocupaciones. 

16Pues ella misma va de un lado a otro

 buscando a los que son dignos de ella;

 los aborda benigna por los caminos

 y les sale al encuentro en cada pensamiento. 

17Su verdadero comienzo es el deseo de instrucción,

 el afán de instrucción es amor, 

18el amor es la observancia de sus leyes,

 el respeto de las leyes es garantía de inmortalidad 

19y la inmortalidad acerca a Dios; 

20por tanto, el deseo de la sabiduría conduce al reino. 

21Así que, si queréis tronos y cetros, soberanos de las naciones,

 honrad a la sabiduría y reinaréis eternamente. 

 

¿Quiénes pueden conseguir la Sabiduría? La explicación, a primera vista, es sencilla, los que la aman (Sb 6,12). Su naturaleza es tal que el único modo de tratarla bien, de acuerdo con lo que ella misma es, es el amor. Sólo puede estar en un sitio donde se la quiera. Si no es así no va a entrar.


Esta misma verdad la encontramos expresada de muchos modos diferentes en este texto. El autor de nuestro libro es un buen maestro que sabe enseñar. Ahora mismo sólo estamos abriendo el apetito, despertando el deseo. Esto es sólo el aperitivo. Más adelante, con el ejemplo de una persona concreta, nos enseñará cómo se puede amar de modo adecuado a la Sabiduría divina.


Usa en un momento dado una figura literaria que se llama sorites (cfr. Sb 6,17-19). Un razonamiento de proposiciones encadenadas. Una oración acaba con un concepto y la siguiente comienza con el mismo.

Así pues, rey, tú mismo que me estás leyendo, desea con toda tu alma que la Sabiduría habite en ti. No hay otra inversión más interesante en esta tierra.

bottom of page